martes, 8 de julio de 2014

El Tercero, de Rodrigo Guerrero


Por Vizzor.

 Durante los últimos diez años, el cine argentino se ha caracterizado por su diversidad temática; por relatos que proponen miradas sobre la identidad sexual, y nuevos modos de representación. Como es sabido, dentro del cine argentino prácticamente no existían films –previo al llamado Nuevo Cine Argentino- que planteasen otro enfoque,  sea desde un apartado formal u estético. Tampoco contaban con un apoyo económico/ideológico,  y mucho menos con espacios donde proyectar films para llegar hasta una audiencia local. 

 Hoy en día, más allá de la riqueza artística de cada film, atestiguamos nuevas propuestas cinematográficas que legitiman un discurso social, y denuncian formas de expresión arcaicas-autoritarias, pero también ayudan a replantear una idea –ontológica- de la cosa misma. Pensar que un mes atrás se celebró el ASTERISCO, Festival Internacional de cine LGBTIQ , en la ciudad autónoma de Buenos Aires, no es un dato menor. No hay que tomar semejante avance desde lo temático-formal (o moral) como un mero destape, sería sufrir de miopía. Dicha corriente temática es  necesaria –y hasta crucial- aunque no hay que dejar de lado las complejidades del entramado narrativo-cinematográfico que cada una de estos relatos evidencian.
  
 Sin embargo, aún en nuestra cultura, la postura conservadora y el costumbrismo televisivo, así como las formas hegemónicas de representación (cuyos estereotipos y lecturas, nuestro cine se ha esmerado por imponer durante las décadas de los 70s y 80s) siguen de-formando opiniones y nutriéndose a partir de clichés y prejuicios, transformados muchas veces en meros productos que sirven al entretenimiento mediático. 

EL TERCERO (2014)




 El segundo film del cineasta cordobés se presenta como un punto de inflexión dentro de nuestra cinematografía local: no tanto por la osadía que manifiesta en ciertas secuencias del film, pero por su capacidad para desplazar el eje del paradigma de la identidad sexual, como gran vedette de este cine, para narrar un relato sobre las complejas relaciones humanas. Ya sea desde la observación de lo sentimental, y sexual, o poniendo el foco en nuestras prácticas-convenciones sociales que estructuran (y naturalizan) nuestra vida rutinaria.

 El film nos cuenta la historia de un joven, Fede,  interpretado por Emiliano Dionisi, quién por medio de un chat-erótico entabla un diálogo con una pareja mayor, formada por los actores Carlos Echevarría y Nicolás Armengol. La diferencia de edad y el medio (chat) como práctica social, funcionan como  punto de partida, ¿cómo nos relacionamos con la nueva tecnología? (Debido al uso del ya-extinto Messenger, uno podría ubicar la historia en la era pre-Facebook). Acá, el lenguaje y las normas sociales, junto a las formas de comunicarnos marcan una diferencia generacional entre los personajes; acarreando también una noción de lo impersonal frente al cómo queremos ser percibidos, rasgo característico más cercano a lo lúdico que ligado a la identidad del individuo (gran atractivo que la nueva red social contemporánea explota) que se evidencia a lo largo del film. Esta noción es, no sólo disparador de la trama, pero también dimensión significante que nos remite al rito iniciático (signo de adultez sexual) que subyace en los mitos y símbolos de toda cultura.  El Tercero se nutre de semejante concepto gracias a un sólido guión y maravillosa puesta en escena que logra comunicar y generar diversas emociones en el espectador, y que funciona confrontando estereotipos, convenciones, y prejuicios sociales. En cuanto a la dimensión estética-dramática, el film cuenta con un impecable trabajo actoral, una notable composición de imágenes hasta un inteligente uso del montaje -por parte del mismo Guerrero- que nos guía a través de su film demostrando su talento como cineasta; y recordándonos la riqueza narrativa que una mirada personal puede, y debe, otorgar a cualquier relato artístico.



Cines donde se proyecta: Cine Gaumont (Espacio INCAA) y Buenos Aires Mon Amour Cine (BAMA).

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